La historia de las empresas familiares en Cataluña se remonta a siglos atrás. La ubicación en el Mediterráneo y la facilidad de comunicación con Francia y el resto de Europa hacen que durante la Edad Media, las familias ricas de Cataluña que se dedicaban a la agricultura y al comercio, empezaran a acumular capital lo que les permitió expandirse a otros sectores económicos, como la industria textil y la metalurgia.

Durante el siglo XIX, muchas empresas familiares catalanas se convirtieron en líderes en la producción de armas, textiles, maquinaria y en la construcción naval. Cataluña fue la primera región del sur de Europa en industrializarse y esto la convirtió en un importante motor económico para el desarrollo.

La historia de la empresa familiar en Cataluña del siglo XIX fue la historia de su industrialización y de la gente que la impulsó. Un proceso que transformó totalmente el país. La población se concentró alrededor de los ejes industriales: las grandes ciudades, la costa y los ríos que generaban energía para mover los telares, las fraguas y los molinos papeleros. Se incrementó el nivel de vida, se construyeron vías de ferrocarril, el país quedó mucho más muy conectado entre sí y con Europa. Los empresarios catalanes viajaban con naturalidad, con todo lo que ello supone de adquisición de conocimientos, las empresas catalanas tenían facilidad para exportar, etc.

En el siglo XX, las empresas familiares catalanas se diversificaron aún más y se convirtieron en líderes en sectores como la automoción, la alimentación, la química y las telecomunicaciones. Algunas de las empresas familiares más destacadas de Cataluña incluyen la compañía de lácteos Danone, la compañía naviera Trasmediterránea, y la compañía textil Mango. También Inditex, dueña de marcas como Zara, Massimo Dutti, y Bershka entre otras, aunque tiene su sede en Galicia ha trasladado a Cataluña la mayor parte de sus oficinas y naves logísticas.

Sin embargo, en los últimos años, muchas empresas familiares han tenido que resolver desafíos como la competencia global, la necesidad de profesionalizar su gestión y la falta de planificación en la sucesión y esos retos las han llevado a replantear su estrategia y a buscar nuevas formas de crecimiento y sostenibilidad.

La empresa familiar catalana ha experimentado durante los últimos años un profundo proceso de profesionalización, tanto por que los miembros más jóvenes de la estructura familiar han cursado estudios de gestión empresarial en las excelentes escuelas de negocios que hay en Cataluña, como por la contratación de profesionales ajenos a la empresa familiar, y también a la profesionalización del consejo de administración con la figura del consejero independiente. Este proceso ha sido imprescindible para adecuarse a la nueva dinámica empresarial y económica.

En la segunda mitad del siglo XX y en lo que llevamos del siglo XXI se ha podido observar que algunas empresas familiares catalanas han dado entrada en su accionariado a capital internacional con diferente participación. Esto es una señal del atractivo que tienen estas sociedades en los mercados mundiales.