La batalla legal por la icónica marca de automóviles Hispano-Suiza, que marcó un hito en la historia del lujo automotriz entre 1904 y 1946, ha encontrado su desenlace en una reciente sentencia del Tribunal Supremo. Esta decisión judicial permite a una nueva empresa inscribir “Hispano-Suiza” para la fabricación de automóviles, despojando a los herederos de la marca original de su exclusividad debido a la falta de uso continuado.
Orígenes de Hispano-Suiza
Hispano-Suiza, sinónimo de elegancia y rendimiento, fue fundada en Barcelona y rápidamente se posicionó como competidor de marcas de la talla de Rolls Royce. Los automóviles, que alguna vez fueron conducidos por figuras como Alfonso XIII y aparecieron en aventuras de James Bond, cesaron su producción en 1946. Sin embargo, la leyenda de Hispano-Suiza persistió, llevando a una disputa legal décadas más tarde sobre la titularidad del nombre.
La contienda comenzó cuando los descendientes de los fundadores de esta empresa familiar, intentaron impedir que una empresa competidora registrase la marca para la producción de vehículos nuevos. La sentencia del Tribunal Supremo subraya que los herederos perdieron su derecho exclusivo sobre la marca debido a su inactividad en el mercado automotriz. Esta decisión pone de relieve la importancia del uso efectivo de una marca en el sector correspondiente para mantener sus derechos de propiedad industrial.
Desde su concepción por Damián Mateu, Francisco Seix y el ingeniero suizo Marc Birkigt, Hispano-Suiza se convirtió en un emblema de lujo y rendimiento. Los vehículos producidos durante sus cuatro décadas de actividad son hoy codiciados por coleccionistas, destacando modelos espectaculares como el Hispano-Suiza Dubonnet Xenia. A pesar del cese de producción y la transición de la empresa al Instituto Nacional de Industria, los Mateu mantuvieron la marca viva a través de reuniones, miniaturas de automóviles y litigios por su uso.
El Conflicto se recrudece a partir del 2010
La reciente pugna se intensificó cuando Delmar 04, una empresa de Barcelona, anunció en el Salón del Automóvil de Ginebra de 2010 la reaparición de Hispano-Suiza con un nuevo deportivo. Esta acción provocó una respuesta vehemente de los herederos de Mateu, quienes reivindicaban la propiedad exclusiva sobre la denominación y marca históricas.
La justicia ha tenido que navegar por este complejo entramado de propiedad industrial, derechos de uso y competencia desleal. A pesar de los esfuerzos de los herederos por demostrar un uso continuado y relevante de la marca en el sector automovilístico, el Tribunal Supremo concluyó que la relevancia de Hispano-Suiza reside principalmente en su historia y no en una actividad empresarial actual.
Este fallo no solo subraya la importancia del uso activo y efectivo de una marca en su mercado relevante sino también marca un precedente en la gestión de marcas históricas. Aunque los herederos mostraron su respeto por la decisión judicial, el debate sobre la conexión entre el legado histórico y los derechos de marca contemporáneos persiste. Mientras tanto, la aparición de nuevas solicitudes para registrar Hispano-Suiza sugiere que la historia de esta legendaria marca está lejos de concluir.