Pastas Gallo, un nombre que ha dominado el mercado de la pasta en España durante más de siete décadas, se encuentra actualmente en el centro de una compleja situación familiar que ha llevado a la venta del 40% de la empresa. La disputa entre los hermanos Espona Massana, propietarios de la compañía, revela las tensiones que a menudo se esconden detrás de los bastidores de esta empresa familiar.
Pastas Gallo: Siete décadas de gestión familiar
La empresa, que fue fundada en 1946 por José Espona, ha sido completamente controlada por la familia hasta ahora. La gestión ha estado en manos de los cinco hermanos, cada uno con una participación igual del 20%. Sin embargo, las diferencias estratégicas sobre el futuro de la empresa han causado un cisma entre ellos. Mientras que los hermanos masculinos desean mantener el control total de la firma, dos de las hermanas, Pilar y Silvia Espona Massana, han optado por vender su parte para capitalizar sobre la recuperación económica de la empresa y la mejora en el consumo.
Este conflicto llega en un momento en que Pastas Gallo ha logrado estabilizar su situación financiera tras años difíciles. A raíz de la crisis económica de 2012, la compañía enfrentó pérdidas significativas debido a la caída del consumo y la competencia de marcas blancas. No obstante, la implementación del Plan Industrial 2012 permitió a la empresa reestructurarse, regresar a la rentabilidad, aumentar su liquidez y disminuir su endeudamiento.
Los resultados financieros recientes muestran un panorama prometedor: en 2014, la empresa regresó a los beneficios, y para el año pasado, las ganancias aumentaron hasta los 3,67 millones de euros. Además, la facturación de la empresa creció un 10,7% en 2015, alcanzando 115,36 millones de euros. Estos avances han preparado el terreno para la potencial venta de una parte significativa de la empresa.
Proceso de venta complicado
No obstante, el proceso de venta no está exento de complicaciones. A pesar de la solidez de Pastas Gallo como líder del mercado, el precio solicitado para el paquete accionarial, que valoriza la compañía en unos 300 millones de euros, ha sido considerado alto por potenciales compradores. La venta del 40% no ofrece control sobre la empresa, lo que disminuye el atractivo de la oferta.
Además, la historia de la empresa revela un patrón de innovación y adaptación. Desde los primeros días, cuando José Espona convenció a los agricultores de adoptar el cultivo de trigo duro, hasta la diversificación del producto con pastas y salsas frescas en el siglo XXI, Pastas Gallo ha demostrado su capacidad para liderar y adaptarse al mercado.
En este contexto, la venta del 40% de la empresa no solo es un asunto financiero sino también un hito significativo en la historia de una prominente empresa familiar. El resultado de esta venta podría redefinir el futuro de Pastas Gallo, manteniendo su legado de innovación o posiblemente abriendo un nuevo capítulo bajo la influencia de nuevos accionistas. Lo que es seguro es que el legado de José Espona y la marca Pastas Gallo continuarán siendo puntos de referencia en la industria alimenticia de España.